Colegio Motejo A.C.

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Nacimos de una experiencia de Solidaridad.

2019-12-13 00:00:00 | Regresar
Posted in Noticias. Posted by Colegio Montejo

Era un d�a del mes de octubre de 1816, el d�a 28, para ser precisos. El Pbro. Marcelino Champagnat asisti� a un adolescente de 17 a�os, Juan Bautista Montagne, estaba en cama, gravemente enfermo.  Cu�l ser�a su sorpresa al constatar que el joven no sab�a nada de religi�n, ni de Dios, el joven se sinti� presa de una inmensa angustia, tom� a Marcelino por los brazos y le grit�, con los ojos arrasados en l�grimas: ��Padre Marcelino, ay�deme!�. Marcelino Champagnat conmovido hasta lo m�s hondo de su coraz�n, lo atendi� con enorme solicitud. La situaci�n de abandono en que hab�a crecido era gigantesca. Marcelino percib�a en esta llamada el grito inmenso de la juventud abandonada en todo el mundo. Apenas llegado a su parroquia se puso a trabajar de inmediato. Era preciso responder a ese grito sin importar el precio. Y la respuesta que dio Marcelino Champagnat a la juventud que pide auxilio, es el Instituto de los Hermanos Maristas que �l fund�, a s�lo dos meses de haberse encontrado con el joven Montagne, el 2 de enero de 1817. 

Hoy en los Colegios Maristas nos encontramos con grandes retos en el marco educativo. Se exige una educaci�n de excelencia, que vaya a la punta de la tecnolog�a y prepare para la globalizaci�n en que vivimos. Los educadores maristas nos sentimos impulsados a educar en las diferentes herramientas actuales, pero creemos que lo fundamental, a lo que nos sigue llamando hoy San Marcelino, es a educar en los valores del Evangelio. Los tiempos que vivimos nos llaman a educar a la manera de Jes�s, que �siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza� (2 Cor. 8,9) fue �l el que nos ense�� lo que es SOLIDARIDAD. La solidaridad que es parte esencial de la pedagog�a marista desde los or�genes, hoy sigue siendo uno de nuestros ejes fundamentales. Se expresa en los valores caracter�sticos de sencillez, amor al trabajo, presencia y esp�ritu de familia, siguiendo la ense�anza de Mar�a.

Por eso es que formamos en y para la solidaridad, es decir, �en�, porque construimos un ambiente solidario que haga realidad lo que pretendemos ense�ar y �para�, porque buscamos ir haciendo poco apoco que este valor se vaya viviendo en los a�os de la escuela y llegue a ser parte de nuestras vidas.(MEM. 152, 153).En cada una de nuestros campos de relaciones en la vida debemos de ir aprendiendo a vivir la solidaridad. Con nosotros mismos, al aprender a querernos con nuestras cualidades y defectos, sabiendo perdonar nuestros errores y creciendo en autoestima que nos permita superarnos d�a a d�a. Con los dem�s, aprendiendo a vivir en la tolerancia, el di�logo, la comprensi�n, tanto con los m�s cercanos, es decir nuestras familias o nuestros compa�eros de la escuela, como con todos los que nos relacionamos d�a a d�a. Con las cosas, aprendiendo a cuidar nuestra casa com�n, conservando el equilibrio ecol�gico, evitando el desperdicio y aprendiendo a desarrollar la creaci�n con un trabajo responsable y constante. Por �ltimo, pero a la vez como fundamento de todo, en nuestra relaci�n con Dios, que es quien nos pone la muestra al hacerse hombre como nosotros, sufriendo en la cruz por lo mucho que nos amaba y ense��ndonos en la resurrecci�n a construir su familia en la Iglesia. Pero la solidaridad nos debe llevar, como nos dice Jes�s quien nos invita a descubrirlo en el m�s necesitado: �Cuando hicieron esto con los m�s peque�os, conmigo lo hicieron.� Debemos �avanzar juntos, hermanos y laicos  en la cercan�a a los ni�os y j�venes m�s pobres y marginados� como nos invita el �ltimo Cap�tulo General de los Hermanos Maristas. Debemos acercarnos, s� para ayudar en sus necesidades, pero tambi�n para acortar las distancias, �ponernos en sus zapatos�, comprender su situaci�n, aprender a sentir lo que Dios siente por sus hijos m�s necesitados, superar los prejuicios y desilusiones y comprometernos para transformar nuestro mundo en una sociedad m�s justa. Por esto en los Colegios Maristas buscamos un excelente nivel acad�mico, con el aprendizaje de las tecnolog�as y medios que nos exige la sociedad moderna, como medios para formar buenos cristianos y buenos ciudadanos, siendo agentes de cambio al servicio de una sociedad m�s justa y fraterna

FUENTES: Art�culo del H. Aureliano Brambila �LA EXPERIENCIA MONTAGNE� en http://www.geocities.com/Athens/Oracle/3630/ARTICUL4.HTMLyMISI�N EDUCATIVA MARISTA.

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