Era un
d�a del mes de octubre de 1816, el d�a 28, para ser precisos. El Pbro.
Marcelino Champagnat asisti� a un adolescente de 17 a�os, Juan Bautista
Montagne, estaba en cama, gravemente enfermo. Cu�l ser�a su sorpresa al constatar que el
joven no sab�a nada de religi�n, ni de Dios, el joven se sinti� presa de una
inmensa angustia, tom� a Marcelino por los brazos y le grit�, con los ojos
arrasados en l�grimas: ��Padre Marcelino, ay�deme!�. Marcelino Champagnat conmovido
hasta lo m�s hondo de su coraz�n, lo atendi� con enorme solicitud. La situaci�n
de abandono en que hab�a crecido era gigantesca. Marcelino percib�a en esta
llamada el grito inmenso de la juventud abandonada en todo el mundo. Apenas
llegado a su parroquia se puso a trabajar de inmediato. Era preciso responder a
ese grito sin importar el precio. Y la respuesta que dio Marcelino Champagnat a
la juventud que pide auxilio, es el Instituto de los Hermanos Maristas que �l
fund�, a s�lo dos meses de haberse encontrado con el joven Montagne, el 2 de
enero de 1817.
Hoy en los Colegios Maristas nos
encontramos con grandes retos en el marco educativo. Se exige una educaci�n de
excelencia, que vaya a la punta de la tecnolog�a y prepare para la
globalizaci�n en que vivimos. Los educadores maristas nos sentimos impulsados a
educar en las diferentes herramientas actuales, pero creemos que lo fundamental,
a lo que nos sigue llamando hoy San Marcelino, es a educar en los valores del
Evangelio. Los tiempos que vivimos nos llaman a educar a la manera de Jes�s,
que �siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza� (2 Cor. 8,9) fue
�l el que nos ense�� lo que es SOLIDARIDAD. La solidaridad que es parte esencial de la pedagog�a marista desde los or�genes, hoy sigue siendo
uno de nuestros ejes fundamentales. Se expresa en los valores caracter�sticos
de sencillez, amor al trabajo, presencia y esp�ritu de familia, siguiendo la
ense�anza de Mar�a.
Por
eso es que formamos en y para la solidaridad, es decir, �en�, porque
construimos un ambiente solidario que haga realidad lo que pretendemos ense�ar
y �para�, porque buscamos ir haciendo poco apoco que este valor se vaya
viviendo en los a�os de la escuela y llegue a ser parte de nuestras vidas.(MEM.
152, 153).En cada una de nuestros campos de relaciones en la vida debemos de ir
aprendiendo a vivir la solidaridad. Con nosotros mismos, al aprender a querernos
con nuestras cualidades y defectos, sabiendo perdonar nuestros errores y
creciendo en autoestima que nos permita superarnos d�a a d�a. Con los dem�s,
aprendiendo a vivir en la tolerancia, el di�logo, la comprensi�n, tanto con los
m�s cercanos, es decir nuestras familias o nuestros compa�eros de la escuela,
como con todos los que nos relacionamos d�a a d�a. Con las cosas, aprendiendo a
cuidar nuestra casa com�n, conservando el equilibrio ecol�gico, evitando el
desperdicio y aprendiendo a desarrollar la creaci�n con un trabajo responsable
y constante. Por �ltimo, pero a la vez como fundamento de todo, en nuestra
relaci�n con Dios, que es quien nos pone la muestra al hacerse hombre como
nosotros, sufriendo en la cruz por lo mucho que nos amaba y ense��ndonos en la
resurrecci�n a construir su familia en la Iglesia. Pero la solidaridad nos debe
llevar, como nos dice Jes�s quien nos invita a descubrirlo en el m�s
necesitado: �Cuando hicieron esto con los m�s peque�os, conmigo lo hicieron.�
Debemos �avanzar juntos, hermanos y laicos en la cercan�a a los ni�os y j�venes m�s
pobres y marginados� como nos invita el �ltimo Cap�tulo General de los Hermanos
Maristas. Debemos acercarnos, s� para ayudar en sus necesidades, pero tambi�n
para acortar las distancias, �ponernos en sus zapatos�, comprender su
situaci�n, aprender a sentir lo que Dios siente por sus hijos m�s necesitados,
superar los prejuicios y desilusiones y comprometernos para transformar nuestro
mundo en una sociedad m�s justa. Por esto en los Colegios Maristas buscamos un
excelente nivel acad�mico, con el aprendizaje de las tecnolog�as y medios que
nos exige la sociedad moderna, como medios para
formar buenos cristianos y buenos ciudadanos, siendo agentes de cambio al
servicio de una sociedad m�s justa y fraterna.
FUENTES: Art�culo del H.
Aureliano Brambila �LA EXPERIENCIA MONTAGNE� en
http://www.geocities.com/Athens/Oracle/3630/ARTICUL4.HTMLyMISI�N EDUCATIVA
MARISTA.